Premier plano: El pontificado

La segunda sala: La capilla

La sala siguiente presenta una capilla con esculturas de Lello Scorzelli, testimonio del impulso renovador en el gobierno de la Iglesia que se tradujo también en el ámbito de la liturgia, en la que Pablo VI llevó a cabo un paciente trabajo de mediación para favorecer la renovación recomendada por el Vaticano II.

El Concilio Vaticano II intentó actualizar la Iglesia. El signo más visible introducido es la liturgia. El nombre de Pablo VI está siempre asociado a la reforma litúrgica, que emprendió para aplicar la Constitución conciliar sobre la liturgia, Sacrosanctum Concilium, promulgada el 4 de diciembre de 1963. Quería simplificar los ritos para hacerlos más claros, fomentando así la participación activa en la liturgia. Él personalmente escribió el rito del nuevo orden de la Misa, promovió el uso de la lengua vernácula para la Liturgia en lugar del latín tradicional y, en la celebración de la Eucaristía, el altar se volvió hacia el pueblo.
La capilla con las esculturas de Lello Scorzelli testimonia la renovación de la celebración litúrgica y, al mismo tiempo, el segundo diálogo iniciado por el Pontífice con los artistas.